Artesanos desde 1918 hasta nuestros días.

Harina, agua, sal, levadura y madre. Tan simple, tan complejo. Este alimento presente entre nosotros desde nuestros ancestros, ha servido para acercar a Dios a los pueblos, convirtiéndose en pan para todos. Como gritaron los revolucionarios rusos en 1917 “Pan, paz, y libertad”.

Siempre he creído que cuando los romanos mantenían a sus esclavos a pan y agua era por castigo, estaba equivocado los mantenían con todo lo que un hombre necesita, alimento que sacia el estómago y el espíritu, proporciona energía y agua que proporciona hidratación.

Cuando veo el pan maltratado, olvidado, mal vendido en sitios sin alma, degradado en grandes cocinas, habiendo sido uno de los pilares del mediterráneo y su dieta. Base de la alimentación de nuestras anteriores generaciones y base de toda nuestra cultura, se me cae el alma al suelo…

Es por ello nuestra principal labor en el colmenero devolver el pan al sitio que merece en nuestra cultura, nuestros fogones, nuestras familias, así como el noble oficio del maestro panadero. Antonio García